
El origen de la silla Navy, se remonta a los años 40, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de la marina norteamericano encargó a Emeco una silla que fuese ligera, fuerte y resistente; capaz de sobrevivir a una explosión. Se le conoce popularmente como Navy, pero su nombre oficial es Emeco 1006. Tanta importancia se le dio a que fueran resistentes que la mayoría de las sillas han sobrevivido hasta el día de hoy. Las primeras sillas fueron construidas en aluminio reciclado convirtiéndose en todo un ícono de durabilidad y estilo; así como, de compromiso medioambiental ya que son 100% reciclables.
La característica principal de esta silla es su resistencia, se cuenta que, para probarla se lanzó por la ventana de un sexto piso y lo único que sufrió fueron algunos arañazos.
Se fabrica en aluminio por su ligereza, aunque este material no es de los más duros, se le somete a un tratamiento térmico que endurece la silla y la convierte en una de las piezas más resistentes de tu hogar. Se comenta que el fabricante te daba garantía de por vida ya que aseguraba que como mínimo te durarían 150 años.
La base donde nos sentamos, no es totalmente plana sino que tiene forma de glúteos. Se rumorea que estos glúteos no son unos glúteos cualesquiera, sino que tienen dueña, y pertenecían a una famosa actriz y chica pin-up de la época, Betty Grable.
Desde entonces, ha permanecido como un clásico del diseño americano, y es una pieza usada habitualmente por muchos decoradores.
En 2006 Coca-Cola recurrió a Emeco para solucionar el problema del envió de miles de millones de botellas de plástico al vertedero. Encontraron la oportunidad de mezclar reciclaje y diseño.
En el Salón Internacional del Mueble de 2010, se presentó una nueva versión, la denominada “Navy Chair 111”. Creada a partir del modelo original de Emeco de aluminio, pero cambiando el material de fabricación por plástico, cada “111” contiene una mezcla de plástico de 60% de rPET (Plástico PET reciclado) y una combinación especial de otros materiales como pigmento y fibra de vidrio para otorgar fuerza. El nombre, “Navy Chair 111”, no es casualidad, corresponde al número de botellas PET que se reciclan para su fabricación. Esta versión se puede encontrar en color blanco, negro, gris, verde y naranja, pero el color original es el rojo característico de la marca de refrescos.
Con la producción anual de estás sillas, se reutilizarán más de tres millones de botellas de plástico. La “Navy Chair 111” es un reflejo del compromiso con la sostenibilidad, la innovación constante y la originalidad en el diseño de productos.
El resultado es una silla que combina un diseño atemporal, un clásico, pero a la vez alberga lo último en tecnología de reciclaje. La silla original se fabricó para aprovechar el aluminio procedente de restos de materiales de astilleros navales y aeronáuticas; la nueva Navy ha llegado para aprovechar y dar un nuevo uso a las botellas de plástico.
Metálica, sin pintura, con el color del aluminio hace que sea perfecta para una decoración de estilo industrial. Tanto en su versión metálica como de plástico presenta un diseño ideal para exteriores o interiores, es funcional y perfecta para su uso en hostelería y restauración.
En Sillatea también disponemos de nuestra inspiración de la silla Navy, en varias versiones, silla o taburete, metálica o plástica, perfecta para cualquier estancia sin importar el estilo porque se adapta sin problemas a todos ellos, una silla sencilla pero con carácter, no olvidemos que fue un encargo del ejército, capaz de dotar a nuestros espacios de personalidad y originalidad.
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